1.914 – La historia de la familia que discutía

Ursula+Woelfel  Una familia que siempre estaba discutiendo se fue al parque a pasear. Era invierno, y de repente se les vino encima una tormenta de nieve.
El padre dijo:-Por la derecha es el camino más corto hasta la puerta del parque.
-¡Qué disparate! -dijo la madre-. Tenemos que ir por la izquierda.
-¡Estáis locos! -gritó la hija-. ¡La puerta está detrás de nosotros! ¡Tenemos que volver!
Pararon. Ninguno cedía. Se hizo de noche, descargó la tormenta y cada vez hacía más frío. Los tres seguían riñendo y no se daban cuenta de que se les estaban congelando los pies.
Un guarda fue a cerrar la puerta del parque. Se encontró delante de él tres muñecos de nieve, y oyó que gritaban:- «¡Derecha!». -«¡No, izquierda!»- «¡Volved!».
Salía de la nieve y sonaba horripilante, ahogado. El guarda se asustó tanto que se volvió, corrió a casa y dejó la puerta del parque abierta. Tuvo que tomar siete copas de aguardiente, y se tranquilizó un poco.
Por la mañana estaban los tres tiesos, helados. Ahora veían que la puerta estaba delante de ellos. Ninguno tenía razón. Pero sólo podían decirlo con los ojos. En ese momento volvía el guarda. Cuando vio mover los ojos a los muñecos de nieve tuvo que volver a tomarse otras siete copas de aguardiente. Después fue a buscar a la policía y a los bomberos.

Ursula Wölfel
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1.884 – La historia de la madre que quería pensar en todo

Ursula+Woelfel  Una mujer quería subir a una montaña con sus hijos durante las vacaciones. Estuvo pensando lo que deberían llevar. Quería pensar en todo: Por ejemplo, podía haber lluvia. Entonces necesitaban impermeables, calzado para cambiarse y medias.
Podría hacerse de noche demasiado pronto. La mujer llevó una linterna para cada uno.
También podría suceder que se perdieran. Entonces tendrían que pasar la noche al aire libre. La mujer metió una tienda de campaña y sacos de dormir, junto con un hornillo de alcohol, una olla grande y alimentos para unos días.
¿Y si uno de ellos se ponía malo en el camino? Era imprescindible tener medicinas para diferentes enfermedades, y vendajes.
También se le ocurrió a la mujer que podría haber niebla. Así que ató a los niños a una cuerda fuerte y se colgó del cuello una bocina para la niebla.
De este modo subieron a la montaña, y se arrastraban unos a otros y jadeaban y sudaban. Pero no llegaron muy lejos. La mujer pisó una boñiga de vaca y como iba cargada se resbaló cuesta abajo y los niños detrás, atados a la cuerda.
En la boñiga del camino no había pensado la mujer

Ursula Wölfel