1.603 – Instrucciones para escribir una carta

2003 Sundance Film Festival - "Mondays in the Sun" - Portraits Conocer a una mujer una tarde, en una terraza del centro de su ciudad. Convidarla a un café y entablar con ella una conversación ligera, pero no superficial. Apreciar la calidez y el silencio, su rutina de sonrisas, titubeos. Imaginar vivamente su aliento en el nuestro y la caricia dorada del sol en su pelo castaño, en la ventana, al caer la tarde.
Amarla después, echarla de menos. Aguardar a que pasen catorce días exactos.
Entonces ya está usted listo para escribir una carta.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

1.588 – Los lugares

2003 Sundance Film Festival - "Mondays in the Sun" - Portraits Mi memoria es espacial, recuerdo a las personas si me las encuentro en el lugar al que pertenecen. Al carnicero sólo le reconozco de uniforme, detrás de su mostrador de mármol sonrosado, entre costillares, piezas de carne y cochinillos lívidos. Al vendedor de periódicos si está en su kiosco, enmarcado por la colorida maraña diaria de titulares y revistas para adultos. Encontrarme, por ejemplo, al zapatero en el videoclub me sume en el más absoluto de los desconciertos.
A mis vecinos los identifico sin dificultad en el portal del edificio, o en un par de manzanas a la redonda. Superado ese perímetro, resultan para mí perfectos desconocidos.
Es como si necesitara del marco para reconocer el cuadro.
Esta particularidad me causa graves inconvenientes. Cuando me cruzo a cualquiera de ellos en otro lugar de la ciudad, parque o transporte público, lejos de sus contextos habituales, jamás les saludo. Sé por la portera que toman mi incapacidad por altanería o simple falta de educación.
Lo mismo sucede con los grandes acontecimientos de mi vida.
No recuerdo el final de las películas, pero sí la fila y el número de la butaca desde la que las vi. No recuerdo a la adolescente que me besó por primera vez, pero sí el cuarto de baño de la discoteca de provincias donde sucedió. He olvidado de qué hablaban las líneas que me conmovieron de aquella magnífica novela, pero recuerdo perfectamente que estaban en página impar. De la muerte de mi abuela recuerdo las dimensiones exactas del tanatorio, el verde tornasolado del mármol en las paredes y las cortinas de cretona, levemente arrugadas. Y recuerdo también a la perfección el comedor del hotel de carretera donde mi mujer me dijo que ya no podíamos seguir juntos, pero, si me lo preguntan, he olvidado por completo en qué quedó aquella conversación.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

1.574 – Saldo

fernando-leon-de-aranoa02 Le da un beso a su mujer aún dormida en la frente, al levantarse, pero ella se lo devuelve después, en el cuarto de baño, cuando sale de la ducha.
Están en paz.
Luego prepara el desayuno a sus tres hijos que, al salir, ya en la puerta de la casa, le dan cada uno dos besos, lo que deja un saldo a su favor de seis. De ésos le dará dos a su madre cuando se detiene un minuto a saludarla, camino del trabajo, y otros dos a Lucía, la nueva secretaria de Cuentas, cuando se la presentan; recupera uno que le da su hermana cuando pasa por la oficina a verle, a media mañana, con lo que aún le quedan tres.
Su mujer le da dos más a la hora de comer, en el restaurante con manteles de cuadros rojos y blancos en el que suelen encontrarse. Más otros dos que le da Bianca, la encargada, cuando se sienta a la mesa con ellos a tomar café, hacen siete. Dos los desperdicia con una antigua compañera de carrera de la que apenas recuerda el nombre, con la que se encuentra en la puerta del edificio Andrade.
Con los cinco que le restan regresa al trabajo, donde le dará dos a escondidas a Isabella, una joven estudiante en prácticas que va sólo por las tardes. Luego, en el hotel Dos Castillas, le dará los tres restantes y ocho más, repartidos por distintos lugares de su cuerpo. Ella le devuelve doce, la mayor parte en la boca y el cuello. Él la besa dos veces más en el coche, cuando la deja frente a la casa de sus padres, con los que aún vive. Piensa mientras se los da que son besos rápidos, clandestinos, pero cuentan igual.
Llega a su casa tarde, cansado y sin apenas besos.
Da uno a cada uno de sus tres hijos, que duermen ya. Se acuesta junto a su mujer, uno abajo. En números rojos, le explica que en la agencia están sobrecargados de trabajo. A pesar del enfado, antes de darse la vuelta y dormir, ella le da un beso en la frente.
Estoy en paz, piensa él antes de quedar profundamente dormido.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

1.560 – Motivos

fernandoleon El Departamento de Ciencias del Comportamiento de una prestigiosa universidad del Medio Oeste americano realizó a mediados de los años ochenta un estudio sobre una muestra de población de seis mil quinientos individuos según el cual, los motivos por los que el hombre sonríe con más frecuencia a lo largo de su vida adulta, son:

1. Un recuerdo de la adolescencia.
2. Una llamada de teléfono largamente esperada.
3. Un diagnóstico.
4. El hallazgo inesperado de una fotografía en el transcurso de una mudanza.

Por el contrario, el mismo estudio establece que los motivos por los que el hombre siente tristeza y llora con más frecuencia en esa misma franja de edad, son:

1. Un recuerdo de la adolescencia.
2. Una llamada de teléfono largamente esperada.
3. Un diagnóstico.
4. El hallazgo inesperado de una fotografía en el transcurso de una mudanza.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

1.544 – El último adiós

2003 Sundance Film Festival - "Mondays in the Sun" - Portraits Frente al cementerio municipal de la Ciudad de Guatemala hay un bar pequeño y luminoso, llamado El Ultimo Adiós. En él se reúnen los deudos de los fallecidos a tomar un trago tras el sepelio.
Y celebran las virtudes que el difunto nunca tuvo, recordando con emoción anécdotas y viajes compartidos, extraordinarias hazañas que jamás sucedieron. De cuando en cuando, apoyados en el mostrador, rezan todos juntos un responso por su alma.
A menudo coinciden en El último Adiós diferentes cortejos. Los allegados de uno y otro muerto compiten en tales ocasiones en llanto y afectación como barras de hinchas vociferantes, buscando con sus oraciones acallar las del sepelio contrario.
Allí son frecuentes las peleas a botellazos, los romances de una noche, las lágrimas y el luto, pero también los cánticos, el amor, los besos.
Los solteros más competentes de la ciudad, avisados, frecuentan El Ultimo Adiós. Saben que en él las viudas bajan la guardia como boxeadores a punto de ser noqueados, porque el dolor relaja las costumbres y la mejor manera de olvidar la muerte se esconde a menudo bajo las faldas de la vida.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

1.534 – Variaciones

fernandoleon Según un estudio reciente, son muchos los aspectos ligados a nuestra personalidad que creíamos inmutables y sin embargo experimentan variaciones a lo largo del día, a causa de factores ambientales sin importancia aparente.
Sin que hayan podido establecerse conclusiones de orden causal, los autores del estudio dan por probado que el hombre adelgaza de manera momentánea cuando pasa por delante de un espejo o ante una mujer de belleza contrastada. También que su estatura se reduce al fichar por las mañanas a la entrada del trabajo, y los domingos en casa de los padres de ella. Su capacidad intelectual disminuye ligeramente en las gradas de los estadios de fútbol, y de manera significativa cuando le es presentada una mujer de indudable atractivo, viéndose comprometidas en tales ocasiones capacidades verbales y motoras que creíamos perdurables.
El mismo estudio demuestra que la tristeza se acentúa al pasar ante una estatua ecuestre, frente al portal de un antiguo amor, o cuando rellenamos formularios.
Sus autores consideran probado asimismo que la belleza de la mujer se multiplica exponencialmente mientras hace el amor y cuando se emociona de manera inesperada. Por el contrario, se ve seriamente mermada cuando se enfada al encontrar la tapa del retrete abierta.
La belleza del hombre se multiplicaría también mientras hace el amor, llegando a triplicar sus valores absolutos días después, cuando se lo cuenta a sus amigos en el bar donde se reúnen los jueves, pero alcanza su mayor expresión cuando lo recuerda pasados los años, un martes de otoño, en la soledad de su dormitorio.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

1.526 – Abdel el de los barcos

2003 Sundance Film Festival - "Mondays in the Sun" - Portraits Le llaman el de los barcos, aunque vive en el desierto.
Sentado a la puerta de su jaima, con un té en la mano, Abdel cuenta su historia a todo el que quiera escucharla.
Siendo muy joven, sus padres le enviaron al extranjero a hacer sus estudios universitarios. Cuando regresó, Abdel era ingeniero naval, pero su país había perdido el mar. Se lo quedó Marruecos, aprovechando la salida de España de su colonia, que confinó al pueblo saharaui al interior del desierto.
Desde entonces todos le llaman Abdel el de los barcos, porque sabe cómo hacerlos, pero vive en el desierto.
Sentado a la puerta de su jaima, con un té en la mano, Abdel entorna a veces los ojos y en el horizonte infinito de arena, entre las dunas, ve alejarse la silueta de los barcos que nunca hizo, sus bodegas llenas de los sueños no cumplidos de su pueblo.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013