2.206 – A buenas horas

  jordi maso rahola  El arcángel sobrevuela el pueblo y, con un suntuoso batir de alas, aterriza delante de la casa del carpintero.
–Debo hacer un anuncio importante –dice cuando José, el carpintero, abre la puerta.
–Usted dirá.
Es un taller oscuro, pero la luz que irradia el arcángel le permite vislumbrar las herramientas dispersas; el suelo está tapizado de serrín y virutas; en un rincón, María, la esposa del carpintero, amamanta un bebé.
–Usted dirá –repite José.

Jordi Masó Rahola
Les mil i una (ARC-Lo Càntich, 2014)
http://associaciorelataires.blogspot.com.es/2014/01/les-mil-i-una-jordi-maso-rahola.html

2.067 – El precursor

jordi maso rahola   Cada escritor crea a sus precursores.   J. L. Borges, Otras inquisiciones

Ahora soy un escritor consagrado y estas cuestiones ya no me inquietan, pero cuando empezaba a abrirme camino en el mundo literario, cansado de oír a los críticos asociarme con determinados autores –mis «influencias evidentes», mis «referentes», insistían– me inventé un escritor que sería mi precursor: un romántico danés, Lars Haugaard (1849-1898). Si me preguntaban por un autor que me hubiera influido, siempre contestaba que «obviamente» Lars Haugaard, el estilista nórdico, el príncipe de las letras de Dinamarca, el bardo de Copenhague. Los sabiondos fruncían las cejas; los prudentes afirmaban con la cabeza; los ignorantes exclamaban: «¡Ah sí, Haugaard!». Pregonaba que mis libros no se entendían sin su magisterio, que yo siempre sería la sombra pálida de Haugaard. Le imaginé una obra (extensa), una biografía (trágica), una imagen (atormentada).
Con el tiempo, cuando me llegaron los honores, convertido yo en el referente de los jóvenes, Haugaard se difuminó. Le olvidé.
Pero hoy, casualmente, le he encontrado en Internet. Lars Haugaard: novelista y poeta danés. He encargado todos sus libros. Los espero, temeroso de haber sido su sombra pálida.

Jordi Masó Rahola
http://nalocos.blogspot.com.es/2014/07/jordi-maso-rahola-ganador-del-premio-de.html

1.138 – Origen

 Mientras dormía notó un pinchazo en el costado, un dolor agudo que le desgarraba el vientre. Se incorporó: la sangre brotaba sin freno manchando la cama. El verdugo le había abierto un agujero en el abdomen y, atareado, hurgaba en su interior. Haciendo palanca con el cuchillo, le arrancó una víscera sanguinolenta. No, no se trataba de ninguna víscera; lo descubrió con los ojos empañados por el dolor: ¡era una costilla! Presionando sobre la herida a fin de cortar la sangría, le preguntó al desconocido: “¿Y qué piensas hacer con esta costilla?”. El otro, que ya sostenía aguja e hilo, le respondió con desgana: “El de arriba anda tramando algo. ¡Ya te darás cuenta!”.

Jordi Masó Rahola
http://nalocos.blogspot.com.es/2012/03/jordi-maso-rahola.html