A mail in the life

Desde hace unos meses le mando correos electrónicos a mi mujer haciéndole creer que soy otro. A principio se los tomó a broma, pero poco a poco empezó a entregarse, a fantasear con mis mensajes, a compartir con mi otro yo sus deseos más inconfesables.
Le he puesto trampas para saber si sospecha algo y no es así. Ha caído redonda. No puedo negar que parece más feliz y hasta me hice de rogar cuando me pidió que la sodomizara, tal como se lo había recomendado bajo mi personalidad secreta. Pero hasta aquí hemos llegado porque he decidido escarmentarla.
Voy a suicidarme para que nos pierda a los dos.

Fernando Iwasaki

Fernando Iwasaki

Diez ejercicios. 2. El Maestro

Sumamente amable con su discípulo, lo rodea de atenciones, lo estimula en el trabajo, le dice que es un joven muy inteligente, que está muy bien dotado, le pronostica un porvenir brillante. Cuando le corrige algún yerro le pide disculpas. En general le señala aciertos. Pero un día el maestro frunce las cejas, tuerce la boca, por primera vez habla en un tono autoritario y colérico: – ¡Te equivocaste! ¿Dónde tienes la cabeza? Has cometido errores garrafales. Entonces el discípulo, cortésmente, le da la mano y se despide de su maestro. Ha comprendido que ahora él es, también, Maestro.

marco deneviMarco Denevi

Historias de Cronopios y de Famas

 Un señor encuentra a un amigo y lo saluda, dándole la mano e inclinando un poco la cabeza.
Así es como cree que lo saluda, pero el saludo ya está inventado y este buen señor no hace más que calzar en el saludo.
Llueve. Un señor se refugia bajo una arcada. Casi nunca estos señores saben que acaban de resbalar por un tobogán prefabricado desde la primera lluvia y la primera arcada. Un húmedo tobogán de hojas marchitas.
Y los gestos del amor, ese dulce museo, esa galería de figuras de humo. Consuélese tu vanidad: la mano de Antonio buscó lo que busca tu mano, y ni aquélla ni la tuya buscaban nada que ya no hubiera sido encontrado desde la eternidad. Pero las cosas invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la tierra como palomas muertas.
Lo verdaderamente nuevo da miedo o maravilla. Estas dos sensaciones igualmente cerca del estómago acompañan siempre la presencia de Prometeo; el resto es la comodidad, lo que siempre sale más o menos bien; los verbos activos contienen el repertorio completo.
Hamlet no duda: busca la solución auténtica y no las puertas de la casa o los caminos ya hechos –por más atajos y encrucijadas que propongan. Quiere la tangente que triza el misterio, la quinta hoja del trébol. Entre sí y no, qué infinita rosa de los vientos. Los príncipes de Dinamarca, esos halcones que eligen morirse de hambre antes de comer carne muerta.
Cuando los zapatos aprietan, buena señal. Algo cambia ahí, algo que nos muestra, que sordamente nos pone, nos plantea. Por eso los monstruos son tan populares y los diarios se extasían con los terneros bicéfalos. ¡Qué oportunidades, qué esbozo de un gran salto hacia lo otro!
Ahí viene López.
–¿Qué tal, López?
–¿Qué tal, che?
Y así es como creen que se saludan.

Julio Cortazar

Diccionario del Diablo

Infiel, adj. y s. Dícese, en New York, del que no cree en la religión cristiana; en Constantinopla, del que cree. Especie de pillo que no reverencia adecuadamente ni mantiene a teólogos, eclesiásticos, papas, pastores, canónigos, monjes, mollahs, vudús, hierofantes, prelados, obíes, abates, monjas, misioneros, exhortadores, diáconos, frailes, hadjis, altos sacerdotes, muecines, brahamanes, hechiceros, confesores, eminencias, presbíteros, primados, prebendarios, peregrinos, profetas, imanes, beneficiarios, clérigos, vicarios, arzobispos, obispos, priores, predicadores, padres, abadesas, calógeros, monjes mendicantes, curas, patriarcas, bonzos, santones, canonesas, residenciarios, diocesanos, diáconos, subdiáconos, diáconos rurales, abdalas, vendedores de hechizos, archidiáconos, jerarcas, beneficiarios, capitularios, sheiks, talapoins, postulantes, escribas, gurús, chantres, bedeles, fakires, sacristanes, reverendos, revivalistas, cenobitas, capellanes, mudjoes, lectores, novicios, vicarios, pastores, rabís, ulemas, lamas, derviches, rectores, cardenales, prioresas, sufragantes, acólitos, párrocos, sulíes, muftis y pumpums.

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Ambrose Bierce

Música

Las dos hijas del Gran Compositor -seis y siete años- estaban acostumbradas al silencio. En la casa no debía oírse ni un ruido, porque papá trabajaba. Andaban de puntillas, en zapatillas, y sólo a ráfagas, el silencio se rompía con las notas del piano de papá.

Y otra vez silencio.

Un día, la puerta del estudio quedó mal cerrada, y la más pequeña de las niñas se acercó sigilosamente a la rendija; pudo ver cómo papá, a ratos, se inclinaba sobre un papel, y anotaba algo.

La niña más pequeña corrió entonces en busca de su hermana mayor. Y gritó, gritó por primera vez en tanto silencio:

-¡La música de papá, no te la creas…! ¡Se la inventa!

Ana_MariaMatute

Ana María Matute

El jardín de las delicias.Mitos eróticos

Se encontraron por un capricho del azar. No se conocían, pero les bastó mirarse para caer fulminados por lo que en Sicilia llaman el rayo del amor. Sin pronunciar una palabra corrieron al lecho (al de ella, que estaba siempre pronto) y se lanzaron el uno contra el otro como los pugilistas en el gimnasio.
A la mañana siguiente fue Eneas el primero que despertó.Decidido a proseguir su viaje por el Mediterráneo, e incapaz de abandonar a una mujer sin una explicación, le dejó sobre la mesita de luz un papel en el que escribió con sublime laconismo:»¡Desdichada, lo sé todo! Adios». Y se fue, la conciencia tranquila y el ánimo templado.
Varias horas después Dido abrió los ojos, vio la esquela y la leyó. «¿Qué es lo que sabe de mi, si ni siquiera le revelé mi nombre?», se preguntó, estupefacta. Por las dudas comenzó a pasar revista a su pasado, hasta que experimentó tanta vergüenza que se bebió un frasco íntegro de vitriolo.

marco_denevi   Marco Denevi

Rehabilitación de Circe

La preciosísima Circe estaba aburrida de la simplicidad de Ulises. Si bien era fogoso, bien dotado y bello, la convivencia no daba para más. Solía convertirlo en perro para propinarle patadas, y él sollozaba y le imploraba perdón. Lo transformaba en caballo para galopar por la isla de Aea, fustigándolo con dureza. Lo transmutaba en cerdo para humillarlo alimentándolo con desperdicios. Volvía a darle forma humana para hacer el amor, y volvía a fastidiarse con su charla insulsa. Por fin lo expulsó del reino, le devolvió su barca y sus tripulantes y lo dotó con alimentos para un largo viaje. “Vete y no vuelvas”, le ordenó con voz terminante al lloroso viajero, “y cuenta lo que quieras para quedar bien ante la historia”. Después sopló un hálito mágico para hinchar la vela de la embarcación.

Diego Mu_oz Valenzuela  Diego Muñoz Valenzuela

Ariadna II

Mira, el asunto es que maté a Teseo. Fue rápido y limpio. Dijo “perra traicionera”, y cerró los ojos. Luego, todo fue fácil. Entré al laberinto a buscar a Minotauro. Cuchito, cuchito, llamé. Y él me respondió con unos gemidos asustados. ¿Se fue el loco? Sí, gatito, para siempre. Gracias, preciosa, no sé cómo agradecerte. Me puedes rascar el lomo, me encanta. ¿Ahí? Sí, pero un poco más arriba. ¡Sigue, sigue! ¡Ahhhhh! Sé que suena perverso, pero tócame la cola. ¿Así? Más fuerte, más fuerte. Ahora, trata por aquí y aquí y acá.
Cuento corto: después de tantas caricias, le mordí el cuello y lo asfixié. Balbuceó “perra”, a secas, y murió con la carpa alzada, como Teseo.
Aquí hay un enredo muy grande. Pásame las tijeras, anudamos nuevamente y seguimos ovillando.
¿Vale?

Lilian Elphick3Lilian Elphick