Santa Mechtilde de Magdeburgo: Señor, ámame con fuerza, ámame con frecuencia y por largo tiempo. Te llamo, abrasada de deseo. Tu ardiente amor me inflama a todas horas. Soy sólo un alma desnuda y Tú, en ella, eres un huésped ricamente ataviado.
Santa Margarita María Alacoque: Un día que Jesús se puso sobre mí con todo su peso, respondió de esta forma a mis protestas: «Quiero que seas el objeto de mi amor, sin resistencia de tu parte, para que pueda gozar de ti».
Santa Ángela de Foligno: Era como si fuese poseída por un instrumento que me penetrase y se retirase rasgándome las entrañas. Mis miembros se quebraban de deseo… Y para este tiempo, Dios quiso que muriera mi madre, que era un gran impedimento para mí.
Al poco tiempo, mi marido y todos mis hijos murieron. Sentí un gran consuelo. Dios hizo esto por mí, para que mi corazón estuviese en su corazón.
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906 – Stalin
Aprendió a escribir en la lengua de Georgia, su tierra, pero los monjes lo obligaron a hablar ruso en el seminario. Años después, en Moscú, todavía delataba su acento del sur del Cáucaso. Entonces decidió ser el más ruso de los rusos. ¿Acaso Napoleón, que era corso, no había sido el más francés de los franceses? ¿Y la reina Catalina de Rusia, que era alemana, no había sido la más rusa de los rusos? El georgiano Iósif Dzhugashvili eligió un nombre ruso. Se llamó Stalin, que significa acero. Y de acero había de ser el heredero del hombre de acero: Yakov, el hijo de Stalin, fue templado desde la infancia en el fuego y en el hielo, y a golpes de martillo fue modelado. No hubo caso. Había salido a la madre. Y a los diecinueve años, Yakov no quiso, no pudo, más. Apretó el gatillo. El balazo no lo mató. Despertó en el hospital. Al pie de la cama, el papá comentó: -Ni siquiera eso sabes hacer.
Eduardo Galeano
Quiéreme mucho
Los amigos de Adolf Hitler tienen mala memoria, pero la aventura nazi no hubiera sido posible sin la ayuda que de ellos recibió. Como sus colegas Mussolini y Franco, Hitler contó con el temprano beneplácito de la Iglesia Católica.Hugo Boss vistió su ejército.
Bertelsmann publicó las obras que instruyeron a sus oficiales. Sus aviones volaban gracias al combustible de la Standard Oil y sus soldados viajaban en camiones y jeeps marca Ford.
Henry Ford, autor de esos vehículos y del libro El judío internacional, fue su musa inspiradora. Hitler se lo agradeció condecorándolo. También condecoró al presidente de la IBM, la empresa que hizo posible la identificación de los judíos.
La Rockefeller Foundation financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi.
Joe Kennedy, padre del presidente, era embajador de los Estados Unidos en Londres, pero más parecía embajador de Alemania. Y Prescott Bush, padre y abuelo de presidentes, fue colaborador de Fritz Thyssen, quien puso su fortuna al servicio de Hitler.
El Deutsche Bank financió la construcción del campo de concentración de Auschwitz.
El consorcio IGFarben, el gigante de la industria química alemana, que después pasó a llamarse Bayer, Basf o Hoechst, usaba como conejillos de Indias a los prisioneros de los campos, y además los usaba de mano de obra. Estos obreros esclavos producían de todo, incluyendo el gas que iba a matarlos.
Los prisioneros trabajaban también para otras empresas, como Krupp, Thyssen, Siemens, Varta, Bosch, Daimler Benz, Volkswagen y BMW, que eran la base económica de los delirios nazis.
Los bancos suizos ganaron dinerales comprando a Hitler el oro de sus víctimas: sus alhajas y sus dientes. El oro entraba en Suiza con asombrosa facilidad, mientras la frontera estaba cerrada a cal y canto para los fugitivos de carne y hueso.
Coca-Cola inventó la Fanta para el mercado alemán en plena guerra. En ese período, también Unilever, Westinghouse y General Electric multiplicaron allí sus inversiones y sus ganancias. Cuando la guerra terminó, la empresa ITT recibió una millonaria indemnización porque los bombardeos aliados habían dañado sus fábricas en Alemania.
Eduardo Galeano
La educación en tiempos de Franco
Andrés Sopeña Monsalve ha hecho un repaso de sus libros escolares:Aunque los árabes, al venir a España, eran simples y feroces guerreros del desierto, el contacto con los españoles despertó en ellos ilusiones de arte y saber. En varias ocasiones, los judíos habían martirizado a niños cristianos con horrendos suplicios. Por todo esto, el pueblo les odiaba.
•Sobre América: Un día se presentó a Doña Isabel la Católica un marinero, que se llamaba Cristóbal Colón, diciéndole que él quería recorrer los mares y buscar las tierras que hubiera en ellos y enseñar a todas las gentes a ser buenos y rezar. A España le dio mucha pena de aquellas pobres gentes de América.
•Sobre el mundo: El inglés y el francés son lenguas tan gastadas, que van camino de una disolución completa. Los chinos no tienen descanso semanal y son fisiológica y espiritualmente inferiores a los demás hombres.
•Sobre los ricos y los pobres: Como todo está cubierto de nieve y hielo, los pajaritos no pueden encontrar nada y ahora son pobres. Por esto les doy de comer, de la misma manera que los ricos sostienen y alimentan a los pobres. El socialismo organiza a los pobres para que destruyan a los ricos.
•Sobre la misión del generalísimo Franco: Rusia había soñado con clavar la hoz ensangrentada de su emblema en este hermoso pedazo de Europa, y todas las masas comunistas y socialistas de la tierra, unidas con masones y judíos, anhelaban triunfar en España… Y entonces surgió el hombre, el salvador, el Caudillo. Encomendar al pueblo, que no ha estudiado ni aprendido el difícil arte de gobernar, la responsabilidad de dirigir un Estado, es una insensatez o una maldad.
•Sobre la buena salud: Los excitantes como el café, el tabaco, el alcohol, los periódicos, la política, el cine y el lujo minan y gastan sin cesar nuestro organismo.
Eduardo Galeano
Las cárceles más baratas del mundo
Franco firmaba las sentencias de muerte, cada mañana, mientras desayunaba.Los que no fueron fusilados, fueron encerrados. Los fusilados cavaban sus propias fosas y los presos construían sus propias cárceles.
Costo de mano de obra, no hubo. Los presos republicanos, que alzaron la célebre prisión de Carabanchel, en Madrid, y muchas más por toda España, trabajaban, nunca menos de doce horas al día, a cambio de un puñado de monedas, casi todas invisibles. Además, recibían otras retribuciones: la satisfacción de contribuir a su propia regeneración política y la reducción de la pena de vivir, porque la tuberculosis se los llevaba más temprano.
Durante años y años, miles y miles de delincuentes, culpables de oponer resistencia al golpe militar, no sólo construyeron cárceles. Fueron también obligados a reconstruir pueblos derruidos y a hacer embalses, canales de riego, puertos, aeropuertos, estadios, parques, puentes, carreteras; y tendieron nuevas vías de tren y dejaron los pulmones en las minas de carbón, mercurio, amianto y estaño.
Y empujados a bayonetazos erigieron el monumental Valle de los Caídos, en homenaje a sus verdugos.
Eduardo Galeano
El sistema / 1
Los funcionarios no funcionan.Los políticos hablan pero no dicen.
Los votantes votan pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza enseñan a ignorar.
Los jueces condenan a las víctimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente está al servicio de las cosas.
Eduardo Galeano
Peligro en el camino
Alrededores de Sevilla, invierno de 1936: se acercan las elecciones españolas.Anda un señor recorriendo sus tierras, cuando un andrajoso se le cruza en el camino.
Sin bajarse del caballo, el señor lo llama y le pone en la mano una moneda y una lista electoral.
El hombre deja caer las dos, la moneda y la lista, y dándole la espalda dice:
-En mi hambre, mando yo.
Eduardo Galeano
Nombres /1.
A la casa de los nombres acudían, queriendo llamarse, las personas y los bichos y las cosas. Los nombres tintineaban, ofreciéndose: prometían buenos sones y ecos largos. La casa estaba siempre llena de personas y bichos y cosas probándose nombres. Helena soñó con la casa de los nombres y allí descubrió a la perrita Pepa Lumpen, que andaba en busca de un nombre más presentable.
Eduardo Galeano
La alienación /3
Alastair Reid escribe en The New Yorker, pero va poco a Nueva York.De vez en cuando, el cartero asoma entre los árboles. El cartero viene doblado bajo la carga. Don Alastair recibe montañas de correspondencia. Desde los Estados Unidos, lo bombardean las ofertas comerciales, folletos, catálogos, lujuriosas tentaciones de la civilización del consumo exhortando a comprar.
Una vez, entre el mucho papelerío, llegó la propaganda de una máquina de remar. Don Alastair la mostró a sus vecinos, los pescadores.
-¿Bajo techo? ¿Se usa bajo techo?
Los pescadores no lo podían creer:
No lo podían creer, no lo podían entender:
Los pescadores dijeron a don Alastair que ellos se levantaban cada noche, mucho antes del alba, y se metían mar adentro y echaban sus redes mientras el sol se alzaba en el horizonte, y que ésa era su vida, y que esa vida les gustaba, pero que remar era la única parte jodida de todo el asunto:
-¡Ah! Y gimnasia, ¿qué es?
Eduardo Galeano
El comandante que vino de lejos
Brunete, verano de 1937: en plena batalla, un balazo parte el pecho de Oliver Law.Oliver era negro y rojo y obrero. Desde Chicago, se había venido a pelear por la república española, en las filas de la Brigada Lincoln.
En la brigada, los negros no integran un regimiento aparte. Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, blancos y negros están mezclados. Y por primera vez en la historia de los Estados Unidos, soldados blancos han obedecido las órdenes de un comandante negro.
Un comandante raro: cuando Oliver Law daba orden de ataque, no contemplaba a sus hombres con prismáticos, sino que se lanzaba a la pelea antes que ellos.
Pero raros son, al fin y al cabo, todos estos voluntarios de las brigadas internacionales, que no combaten por ganar medallas, ni por conquistar territorios, ni por capturar pozos de petróleo.
A veces, Oliver se preguntaba:
-Si ésta es una guerra entre blancos, y los blancos nos han esclavizado durante siglos, ¿qué hago yo aquí? ¿Qué hago yo, un negro, aquí?
Y se contestaba:
-Hay que barrer a los fascistas.
Y riendo agregaba, como si fuera chiste:
-Algunos de nosotros tendrán que morir haciendo este trabajo.
Eduardo Galeano