Del apócrifo Evangelio de San Pedro (IV, 1-3)

iwasaki «Salió de Betania el señor en dirección a Jerusalén, víspera de Pascua, mientras una multitud de judíos rodeaba la casa de Marta y María por ver a Lázaro, a quien Jesús resucitó de entre los muertos. Pero Lázaro sufría en silencio y nunca habló de lo que vio durante los cuatro días y cuatro noches que estuvo con Abraham en su seno, aunque sus hermanas sabían que no dormía ni comía. Y estando Judas Iscariote recogiendo la esencia de nardos que quedó después de ungir los pies del Señor, fue llamado por Lázaro, quien le dio treinta monedas de oro. Y entonces Judas partió a Jerusalén».

Fernando Iwasaki

La silla eléctrica

iwasaki Cuando me comunicaron la fecha funesta se apoderó de mí la angustia de los sentenciados, y desde entonces sólo pienso en el dolor, el ruido y la luz. Si el trámite fuera indoloro miraría desafiante a mi verdugo, pero el pánico me paralizará cuando contemple la obscena exhibición de sus instrumentos de tortura. Por eso debo conservar la escasa dignidad que me queda, porque no quiero que los demás condenados se consuelen con mi cobardía. ¿Qué importa lo que ocurra una vez que me siente en la silla maldita? Podré llorar, podré maldecir y hasta cagarme en la silla de los cojones, porque esos matarifes son muy escrupulosos con la limpieza. Pero en el corredor de la muerte no puedo permitirme ser débil, ya que aunque nos miremos distantes de reojo, por dentro todos pensamos en el dolor, el ruido y la luz. Tengo miedo, quiero huir y hago secretos propósitos de enmienda, pero todo es inútil porque dentro de un año estaré de nuevo aquí: en la consulta del dentista.

Fernando Iwasaki

El milagro maldito

Fernando Iwasaki (peq)Mi madre es una mujer devota y piadosa que no merecía un hijo como yo. Todo el bien que ella les hacía generosa a los demás, yo lo destruía y profanaba. Y si ella era pura y temerosa de Dios, yo era blasfemo y pecador hasta la náusea. Pero Él en su infinita bondad ha vuelto a escuchar las plegarias de mi madre y otra vez ha unido mi alma con mi cuerpo. Quiero moverme y no puedo, trato de arañar la madera y me resulta imposible, intento gritar y sólo consigo que una turba de gusanos descienda por mis entrañas podridas. Y lo peor es que seguirá rezando y pidiendo siempre el mismo milagro, porque Dios me ha castigado con una madre santa.

Fernando Iwasaki

El album

iwasakiMi primera comunión fue muy bonita: las canciones, los trajes blancos, la iglesia llena de flores y los papás llorando de felicidad. Seguro que si hubiera habido un terremoto en ese instante toda mi clase se habría ido al Cielo. La madre María del Camino nos lo dijo muy seria: después de la primera comunión éramos como ángeles.
Por la tarde me hicieron mi fiesta y comimos dulces, gelatina, gaseosas y alfajores. No hubo piñata, pero sí una torta blanca como la del matrimonio de mi tío Daniel.
Todo lo anoté en mi álbum: cómo se llamaba el obispo, quiénes fueron a mi fiesta y qué regalos me llevaron. Me encanta mi álbum de primera comunión, lleno de cera, de fotos, de cíngulos y de las estampas de mis amigos.
Aunque la página que más me gusta es la que tiene la hostia pegada.
Fernando Iwasaki

La casa de reposo

Fernando IwasakiLa madre superiora miró hacia el cielo como buscando una señal divina, y en sus ojos desvelados de oraciones reverberó cristalina una lágrima.
–¿Y dice usted que el viejo profesor se niega a ir a misa, hermana?
–Así es, reverenda. Y maldice y ofende a María Santísima.
–No importa, hermana. Llévelo entonces a dar un paseo por el huerto.
–Sí, reverenda.
–Hermana…
–¿Sí, reverenda?
–Que parezca un accidente.

Fernando Iwasaki

La pesadilla de Peter Pan

Fernando IwasakiCada vez que hay luna llena yo cierro las ventanas de casa, porque el padre de Mendoza es el hombre lobo y no quiero que se meta en mi cuarto. En verdad no debería asustarme porque el papá de Salazar es Batman y a esas horas debería estar vigilando las calles, pero mejor cierro la ventana porque Merino dice que su padre es Jocker, y Jocker se la tiene jurada al papá de Salazar.
 
Todos los papás de mis amigos son superhéroes o villanos famosos, menos mi padre, que insiste en que él sólo vende seguros y que no me crea esas tonterías. Aunque no son tonterías porque el otro día Gómez me dijo que su papá era Tarzán y me enseñó su cuchillo, todo manchado de sangre de leopardo.
 
A mí me gustaría que mi padre fuese alguien, pero no hay ningún héroe que use corbata y chaqueta a cuadritos. Si yo fuera hijo de Conan, Skywalker o Spiderman, entonces nadie volvería a pegarme en el recreo. Por eso me puse a pensar quién podría ser mi padre.
 
Un día se quedó leyendo el periódico y lo vi todo flaco y largo en el sofá, con sus bigotes de mosquetero y sus manos pálidas, blancas blancas como el mármol de la mesa. Entonces corrí a la cocina y saqué el hacha de cortar la carne. Por la ventana entraban la luz de la luna y los aullidos del papá de Mendoza, pero mi padre ya grita más fuerte y parece un pirata de verdad. Que se cuiden Merino, Salazar y Gómez, porque ahora soy el hijo del Capitán Garfio.
Fernando Iwasaki

A mail in the life

Desde hace unos meses le mando correos electrónicos a mi mujer haciéndole creer que soy otro. A principio se los tomó a broma, pero poco a poco empezó a entregarse, a fantasear con mis mensajes, a compartir con mi otro yo sus deseos más inconfesables.
Le he puesto trampas para saber si sospecha algo y no es así. Ha caído redonda. No puedo negar que parece más feliz y hasta me hice de rogar cuando me pidió que la sodomizara, tal como se lo había recomendado bajo mi personalidad secreta. Pero hasta aquí hemos llegado porque he decidido escarmentarla.
Voy a suicidarme para que nos pierda a los dos.

Fernando Iwasaki

Fernando Iwasaki