1.204 – La astilla

 Por qué lo hiciste, le pregunta Fernando, emocionado. Y tras unos segundos de mirada baja, entre avergonzada y triste, Juanma niega con la cabeza y le contesta que ahora qué más da. Que lo hecho, hecho está.
A los dos hermanos les separa una mampara de cristal de seguridad, cuatro años de edad v un padre asesinado.
Esta mañana lucía un sol bien dispuesto. Antes de ir a la cárcel, Fernando ha salido a correr una media hora, ha desayunado tranquilo y se ha pasado por la oficina de empleo a que le sellaran la tarjeta del paro. Pensó también en ir a ver a su madre al hospital, pero después consideró que mejor la visitaba por la tarde, pues a los del pabellón de agudos del psiquiátrico, por las tardes les permiten salir a pasear por el jardín si van acompañados de un familiar.
Y qué haces ahora que no trabajas, le pregunta Juanma por hablar de algo. Pues no sé. Hago deporte,echo algún que otro currículum, voy a ver a mamá, responde Fernando como quitándole importancia a la cosa de su desempleo. Y has vuelto a ver a Rocío, pregunta de nuevo su hermano mayor. Sigue con ese otro tío con el que me dijiste que iba. A Rocío ni me la mientes, responde Fernando airado. No te pongas así, hombre. Si la cosa se ha terminado cada uno tiene derecho a hacer su vida como quiera. Así que acéptalo y punto, le dice Juanma exhibiendo madurez.
Antes de contestarle, su hermano pequeño dispersa una violenta mirada por la estrechez de aquella cabina aséptica y mal ventilada, y acaba diciendo con gesto fiero que Rocío es una puta y que ya se enterará cuando la pille.

Raúl Ariza
La suave piel de la anaconda. Ed. Talentura. 2012
http://elalmadifusa.blogspot.com.es/

3 comentarios en «1.204 – La astilla»

  1. El cuento me ha parecido bien, porque trata de un tema de rabiosa actualidad como es el del paro, cuyas cifras cada vez son mayores y en éstas estoy incluído yo que soy minusválido y además estoy desempleado.

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