El joven Ernesto, empuñando una pistola, se presentó en casa del hombre que le había arruinado: «No voy a matarle, don Braulio», dijo, «sino a suicidarme ante usted. Caiga mi sangre sobre su conciencia y lo que es peor, sobre su magnífica alfombra persa».
Don Braulio le disuadió: buenos consejos y una sugerencia: «Si desea quitarse la vida, ¿por qué no lo hace en casa del odioso Cortés?».
Y le convenció con un cheque generoso. «Aunque no le conozca, la prensa buscará razones y arruinaremos su carrera».
Pero el odioso Cortés le contrató para suicidarse en casa del pérfido Suárez, este le pagó para hacerlo en la de su enemigo Ramírez, y así sucesivamente. Ernesto se retiró veinte suicidios después. «La bondad de los hombres me ha salvado», solía decir.
Un comentario en «1.073 – El profesional del suicidio»
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Supongo que después de tantos tratos, ahora estarán buscandolo para que cumpla con lo prometido.
Este micro, con una estructura como de espiral, nos deja una curiosa moraleja.
Me ha gustado la imagen. 😉
Un saludo,