Una casa con diez pinos

martin gardella La casa de campo luce encantadora entre la arboleda. El humo tenue brotando por la chimenea permite adivinar el clima ideal de su interior, contrastante con el frío invierno sureño que la rodea. Los chispazos de la leña encendida debajo de una burbujeante cacerola de hierro le otorgan al ambiente esa calidez perfecta que se observa desde el exterior. Una mujer camina con un plato de guiso caliente en su mano. Recorre el camino del pinar con una libertad envidiable. Ella es bondadosa y muy buena cocinera. Sale al encuentro de un hombre delgado que la espera hambriento debajo de uno de los pinos. Ella se acerca, pone el plato de comida sobre sus piernas y lo alimenta con generosidad. Él agradece estar vivo para seguir disfrutando aquellos manjares cada día, bajo la sombra de aquel árbol al que fue encadenado hace unos meses, hasta que logre pagar por esos tontos errores que cometió.

Martín Gardella

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