3.602 – Giros

  Anoche discutimos por el mando de la tele. Pero luego, en la cama, nos acariciamos un poco y susurró mañana eliges tú el programa, amor. Y también: puede que tengas razón y sea buen momento. Me subió el camisón y por una vez no alargó la mano hasta el primer cajón de la mesilla, sino que entró desnudo y tembloroso, como un adolescente, y siguió invocando con palabras al hijo que no sabíamos imaginar.
Esta mañana nos levantamos a las siete. Mientras me duchaba, hizo el café. Al salir del baño me extrañó no oírlo silbar. Me acerqué a la cocina a medio vestir, con el pelo mojado. Pero estaba vacía: solo encontré la jarra de leche dando vueltas en el microondas.
Me he quedado un rato mirando la puerta de cristal. Fijamente. Como quien se asoma a su futuro. La leche burbujeó, lamió el borde del recipiente y se ha desparramado en dibujitos que igual significan algo. Aunque yo, francamente, no entiendo nada.

Nuria Mendoza

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