3.463 – Canónicos I

    Aquel tímido intercambio de miradas sobre sus cuerpos desnudos, fue incorporando abundantes besos, después caricias, hasta convertirse en una pasión desenfrenada que liberaban de manera casi salvaje, varias veces por día. Lograron así olvidarse de la manzana prohibida, que permaneció intacta en el Árbol del Conocimiento. Dicen que, de igual manera, Dios los expulsó del Paraíso. Pero ellos ni se dieron cuenta.

Martín Gardella

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