3.056 – El misionero

alonso-ibarrola2-300x200  Toda la familia rodeaba al venerable misionero de barba blanca, recién llegado de las selvas africanas. Inquirían con avidez noticias del hijo que un buen día (hacía quince años) se fue «a salvar almas y a merecer la palma del martirio». Había muerto, ciertamente, pero en cama, aquejado de unas fiebres malignas. «¿Entonces no sufrió martirio?», preguntó ansiosamente su madre. El venerable misionero tuvo que explicarles que murió cristianamente rodeado de todos los suyos, de su mujer, de sus hijos… Antes de que nadie pudiera reaccionar les mostró una foto del ex-misionero («había perdido la vocación», explicó) con su esposa, una hermosa negra, de abultados y deformados labios, y sus hijos, cuatro simpáticos negritos… Consternada, toda la familia guardó un profundo silencio.

Alonso Ibarrola
No se puede decir impunemente ‘Te quiero’ en Venecia.Visión Libros. 2010
http://www.alonsoibarrola.com/

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