2.844 – La búsqueda del diablo

Antonio_Di_Benedetto_1  Ocurrió -o se pudo imaginar- en 1431, año del sacrificio, por fuego, de Juana de Arco.
Eudosio, alquimista y sabio, ha invertido la vida en la búsqueda del diablo. No lo quiere ni le teme: se propone, sencillamente, destruirlo.
En su lecho de muerte, a Eudosio sólo le obedece el entendimiento, no las fuerzas físicas.
Tarde, en el crepúsculo, lo guarda la mujer. Están solos. Ella le susurra:
-Gastaste tus días y tus noches en pos del diablo y lo tenías en casa: el diablo soy yo. Hice contigo tres hijos, con los que ayudaste a multiplicar los males del mundo. Uno matará a su hermano, después que éste haya robado y cortado cabezas; el tercero es mercader.
Hurté tu tiempo y no te di sosiego para cavilar: cuando estabas concentrado en tus cavilaciones, yo enfermaba aparatosamente y tú te distraías para atenderme.
Te daba el gusto, con exceso, en las comidas (sopas espesas, tocino grueso, callos, especias picantes que en seguida reclaman más vino) y tú engordabas, te embriagabas y tu pensamiento se ponía pastoso.
El moribundo ha escuchado sin poder impedirlo.
Quisiera matarla, pero apenas consigue decirle: -Pérfida mujer, ¿qué ganabas con eso?
-Que no encontraras al diablo.

Antonio di Benedetto
La otra mirada. Ed. Menoscuarto.2005

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