2.184 – Tratado de demonología

MarcoDenevi34   Giovanni Papini (II Diavolo, Florencia, 1958) pasó revista a todas las teorías y a todas las hipótesis sobre el Diablo. Me llama la atención que omita o ignore el librito de Ecumenio de Tracia (?-circa 390) titulado De natura Diaboli.
Se trata, no obstante, de un estudio demonológico cuya concisión no obsta a su originalidad y a su enjundia. Ecumenio atribuye sus ideas a un tal Sidonio de Egipto, de la secta de los esenios. Pero como en toda la literatura cristiana y rabínica de los siglos I-V nadie sino él cita a ese Sidonio, podemos conjeturar que el padre de la teoría es el propio Ecumenio, quien echó mano de un recurso muy en boga en su época, la de inventar un autor imaginario de quien el auténtico autor no pretendía ser más que un glosador o comentarista, porque la amenaza del anatema por herejía había empezado a amordazar la libertad del pensamiento cristiano.
Resumiré en pocas palabras el tratadito de Ecumenio.
De distintos pasajes de la Biblia (Job, 1, 6-7; Zacarías, 3, 1, 1 Reyes, 22, 19 y ss., 1 Paralipómenos, 21, 1) se deduce que las funciones de Satán eran las de espiar a los hombres, informar luego a Dios, acusarlos delante de Dios a la manera de un fiscal e inducirlos a una determinada conducta.
Según Sidonio (es decir, según Ecumenio), cuando Dios decidió que uno de sus hijos (=ángeles) se encarnase en carne de hombre, se hiciera hombre y, después de enseñar la Ley en su prístino esplendor oscurecido por las interpretaciones capciosas o acomodaticias, sufriese pasión y muerte y redimiera al género humano, eligió naturalmente a Satán.
Así Satán fue el primer Mesías, el primer Cristo.
Pero Satán, en cuanto se encarnó en hombre, se alió a los hombres e hizo causa común con ellos. En esto consiste la rebelión de Satán: haberse puesto del lado de los hombres y no del lado de Dios.
Que lo haya hecho por maldad, por piedad o por amistad hacia los hombres o por envidia y odio hacia Dios es lo que Ecumenio analiza con un detalle casuístico digno del padre Suárez.
Esa parte del tratado no me interesa. Me fascina, en cambio, la hipótesis, de una increíble audacia, de que Satán, antiguo fiscal y espía de los hombres, apenas se hizo hombre se plegó a los designios de los hombres y desobedeció los planes divinos, obligando a Dios, en la segunda elección del Mesías, a elegirse a sí mismo en la persona del Hijo para no correr el riesgo de una nueva desobediencia, la tercera después de la de Adán y Lucifer.

Marco Denevi
Falsificaciones. Thule ediciones S.L. 2006

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