2.183 – Atraco

alonso-Ibarrola2  Tres sujetos de pésima catadura entraron con paso decidido en la entidad bancaria, empuñando sendas metralletas. Al grito de «¡Manos arriba!», todos los empleados y clientes levantaron los brazos asustados. Uno de los atracadores, acercándose al cajero, le ordenó imperiosamente le entregara todo el dinero que tuviera y lo introdujera en un maletín que le tendió. El cajero, sumiso, nervioso, servicial y cabizbajo, fue depositando los fajos de billetes con mucho cuidado y orden en el susodicho maletín. Una vez que hubo terminado la operación, los asaltantes se fueron tan rápidamente como llegaron. La excitación de los clientes y empleados duró varios días y la prensa recogió profusamente el hecho. El cajero compró cinco ejemplares de un diario que mostraba su fotografía, y repetía hasta la saciedad, a todo cliente que se aproximaba a su ventanilla: «Porque tengo cuatro hijos, que si no…»

Alonso Ibarrola
No se puede decir impunemente ‘Te quiero’ en Venecia.Visión Libros. 2010
http://www.alonsoibarrola.com/

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