La tripa se me ha hinchado, al principio lo achaqué a las cervecitas que me tomaba en las largas jornadas sin trabajar. Se acabó el dinero, ya no bebo, pero la barriga se sigue inflando. Debe de ser contagioso pues a mis hijos les ocurre lo mismo. María, sin embargo, ha perdido muchos kilos, durante unos meses ha vuelto a estar joven, pero no se ha mantenido, ya apenas tiene pechos y se le notan las costillas.
Vuelven los tiempos de mesas camillas, braseros, cabrillas en las piernas, sabañones en las orejas, bufandas en casa, luces de diez vatios y Ustedes son formidables. Vuelven las raciones de pan con dedo, las sopas de gallina, el cuartillo de leche y el mañana se lo paga mi madre. Vuelven los dones, don Tal y don Cual, la misa del domingo, la confesión de nuestros pecados y el deme algo por caridad.
Después de unos meses de espera nos han dado hora para el médico de la Beneficencia. Lo que son las cosas, ni nos ha reconocido, ni diga treinta y tres, ni tosa, ni nada de nada. Nos ha entregado una estampita a cada uno —a mí de Escrivá de Balaguer, a María de la Virgen del Rocío, los niños miran con ansia una del Cordero Pascual—, y que les recemos tres veces al día, cada ocho horas, y que si no notamos mejoría nos acerquemos a Cáritas, que allí quizás puedan hacer algo por nosotros y que pase el siguiente.
7 comentarios en «1.955 – La hora de las hoces»
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Muchas gracias, Carlos, por traer este microrrelato que escribí para la Primavera de Microrrelatos Indignados 2014.
Crudo y actual tu relato amigo, ya no hay esperanza, solo el milagro de Dios mientras aprieta la hambruna.
Como siempre muy destacado lo suyo maestro.
Un gran abrazo.
Un gran micro y una clara denuncia. Parece estar hablando de hechos de hace mucho tiempo pero la realidad de hoy se parece mucho a lo que cuenta Ximens aquí.
Si que produce indignación de saber la situación de aquella familia… y pedir todavía que se rece tres veces al día.
Felicitaciones al portal y por su puesto a Ximens, autor de esta entrega.
Grande, el Sr. Ximens, muy grande.
Gracias a ti Javier. Te veremos más por aquí… esta es tu casa.
Ximens, un estupendo micro, sencillo y desgarrador. Con ese toque de humor negro que tan bien sabes darle a tus escritos.
Abrazos