3.428 – Una señora…

   Una señora, moza, soltera y de no mal talle, recibió en su servicio, haciendo profesión de doncella recogida, a una beata devota muy mirlada. Sucedió que una mañana salió un galán del aposento de la dama algo más tarde que solía, a medio vestir, alborotado. Viólo, al salir, la beata, y la señora advirtiólo, de que tomó tanta pena, que, llamándola, le dio mil excusas, y le pidió con encarecimiento que no descubriese a nadie su flaqueza, que ella se enmendaría. La beata le respondió, compadecida:
—El alma esté bien con Dios, señora mía, que es lo que hace al caso, que el cuerpo no va ni viene que haga de las suyas.

  Juan de Arguijo
  Cuentecillos para el viaje – Editorial Popular – 2011