3.232 – Un herrero de un lugar…

ESTEBAN DE GARIBAY   Un herrero de un lugar mató a un hombre. Fue condenado a ahorcar. Juntóse casi todo el pueblo, y dijeron al alcalde que no le ahorcase, porque era muy necesario al pueblo, que no podían pasar sin herrero para que hiciese rejas y azadas y herraduras. El alcalde dijo que no podía sino hacer justicia de él. Respondió un labrador:
—Señor, en este lugar hay dos tejedores, y para un lugar pequeño basta uno. Ahorcad un tejedor, en lugar del herrero.

Esteban de Garibay
(Mondragón 1525-1599) Cuentecillos para el viaje.Ed. Popular-2011

3.223 – Sirvieron a la mesa …

ESTEBAN DE GARIBAY   Sirvieron a la mesa del señor unos peces pequeños a un fraile, y al señor, grandes. Estaba a la mesa un fraile, y no hacía más que tomar de los peces chicos y ponellos al oído y echallos debajo de la mesa. El señor miró en ello y díjole:
—Padre, ¿huelen mal esos peces?
Respondió:
—No, señor; sino que pasando mi padre un río, se ahogó, y preguntábales si se habían hallado a la muerte de mi padre. Ellos me respondieron que eran muy pequeños; que no, que esos de vuestra señoría, que eran mayores, podría ser que se hubiesen hallado.
Entendido por el señor, diole de los peces grandes, diciéndole:
—Tome, y pregúnteles la muerte de su padre.

Esteban de Garibay
(Mondragón 1525-1599) Cuentecillos para el viaje.Ed. Popular-2011