1.302 – Cicely

 Una página en blanco un día negro, tantos días.
Que atrás quedan los cerezos en flor, las bellísimas geishas, los campos ordenados, las calles limpias, las colas perfectas de los andenes, los trenes de fumadores, los torai, los templos.
Quedan los pétalos marchitos, hoy serían cerezas, el recuerdo de un tiempo que se empeña en volar. Queda una sucesión de días idénticos, clonados, nubarrones internos. Sé que detrás está el cielo.
En Madrid es otoño -se me hielan los pies en la cama
Quiero irme a Cicely. Allí vive la gente con quien paso las tardes. Ya no voy a fiestas, ni veo exposiciones ni apenas leo. Me siento en el sofá y me quedo con ellos. Con mi gente. Con la nube plomiza, con los pétalos secos -hoy serían cerezas-.
El teléfono me impide seguir el hilo de lo que sucede.
-¿Sí?
-Buenas tardes, me llamo Sonia Cifuentes. ¿Tiene usted internet?
-Disculpe, señorita Sonia Cifuentes, tengo el teléfono desviado y me está usted llamando a Alaska. Entienda que cuelgue.
-Perdone, adiós.
He perdido el hilo. No importa, está nevando. Un reno cruza la calle. La gente sale a celebrar los primeros copos. Y yo salgo con ellos, respiro, ha llegado el invierno.

María Jesús Muñoz Cánovas
Futuro imperfecto. Ed. de Clara Obligado. Colección Nuevos narradores/6