3.456 – Fe de erratas

    Fui Eva expulsada del Paraíso. Fui la esposa de Lot convertida en estatua de sal. Fui Dalila cortando la melenuda fuerza de Sansón. Fui la reina de Saba enamoradamente perdida en el nombre de Salomón. Fui Salomé pidiendo la cabeza de Juan el Bautista. Fui María la Virgen recibiendo al Arcángel Gabriel. Fui María ‘Magdalena descubriendo la tumba vacía.
De todos estos episodios encontrarás testimonio en las Escrituras.
También fui la elegida que salvó a todas las especies del diluvio universal; la que, vendida como esclava por sus hermanas, interpretó los sueños del Faraón de Egipto; la que guió al pueblo de Dios hacia la Tierra Prometida a través del Mar Rojo y el desierto. Fui la Mesías que murió crucificada, la que al tercer día resucitó de entre los muertos.
Estos y muchos otros sucesos también han quedado escritos. De ellos hallarás versiones corregidas y aumentadas por la pluma de Judas.

Patricia Calvelo
El límite de la palabra. Ed. Menoscuarto – 2007

No te duermas

Patricia Calvelo Se ha despertado transpirada y temblando y por unos minutos le cuesta entender que está de este lado del sueño, que ha sido sólo una pesadilla. Algo abominable la perseguía por túneles oscuros y húmedos, tratando de engullirla con sus enormes fauces malolientes, hasta que pudo llegar hasta una puerta y, al cruzarla, despertó. Más calmada, se dispone a dormir nuevamente. Pero antes de apagar la luz, sólo para reconfirmar que ha sido un sueño, se mira el brazo y entonces ve la huella, nítida y profunda, de los enormes dientes de ese ser que la está esperando, del otro lado, hambriento.

Patricia Calvelo

Los poetas

Patricia CalveloLlegan temprano al bar, de a uno o de a dos, con cigarrillos, habanos o pipas. Se quedan toda la noche riendo y hablando de hermosas mujeres, de viejos amigos, de ciudades perdidas, de estrellas fugaces…: de poesía. Y beben y fuman hasta el amanecer.
Al partir, dejan una pesada cortina de humo y montones de cenizas en todos los rincones. La mujer que hace la limpieza siempre se queja. Ella no sabe que es el modo que tienen los poetas de disimular el fuego que les robaron los dioses.

Capilla ardiente

Patricia CalveloFinalmente se ha quedado dormida. Después de llorar y llorar por él durante  tantas horas. Después de mirar y mirar las fotos de él y acariciarlas y  besarlas sin poder parar de llorar. Después de rezar y rezar para que él  vuelva. Después de encenderle una velita a San Antonio para que él vuelva. Y  otra velita a Santa Rita. Y otra a San Expedito para que él vuelva. Y sus  rezos son oídos: él vuelve. Un poco tarde, vuelve, porque el fuego de las  velas ya ha consumido todo: la imagen de San Antonio, la de Santa Rita, la  de San Expedito, las cortinas, la cama, las fotos de él, el cuerpo de ella.

Patricia Calvelo